“A quien corresponda: Cartas guardadas en el baúl de los arrepentimientos, en el cajón de lo “no dicho”. Espejos blancos donde el pensamiento distribuye lentamente sus esqueletos, sus pieles todavía frescas, casi vírgenes. Bombas de tiempo que la marea
del azar lleva a las manos de quien no quería recibirlas.
Sobre el papel, los espacios en blanco forman en Correspondencias una zona sagrada, una atmósfera amniótica donde flotan los segmentos de un diálogo que nunca llegan a eslabonarse por completo, que huyen apenas al rozarse; trazos
y figuras bajo el encantamiento del vértigo, que buscan su consumación, su forma perdurable, en el ascenso o la caída.
En esta serie, Jordi Boldó nos convoca a “mirar entre líneas” el núcleo de sus propios abismos, a partir de la sugerencia de la abstracción, para descubrir —siempre de soslayo— que en la materia no existe la pureza.”