Piezas realizadas espontáneamente en barro. Serie que evoca uno de mis juegos favoritos en la infancia: la construcción de ambientes y ciudades.
Ejercicio de la memoria inspirado en los juguetes de armar, que me llevó intuitivamente a recuperar antiguas sensaciones con estructuras y ordenamientos de formas geométricas y volúmenes elementales, para, finalmente, imaginar un nuevo y desenfadado “horizonte arqueológico” de múltiple combinatoria.
Serie conformada por ciento treinta piezas, armable de muchas maneras, y que representa una pequeña y cambiante mirilla o rendija de observación al pasado, a lo olvidado.
La experiencia de haber producido este conjunto resulto ser un emocionante y alentador paseo por mi interior que nació por el simple deseo de escarbar en aquellas experiencias iniciales de mi niñez y de profundizar en el espíritu del juego. Y todo, a través de un primer contacto, y de un diálogo ritual con el barro, práctica milenaria asociada a los orígenes del hombre, a su memoria y al paso del tiempo. Con este trabajo, constaté que el barro tiene la capacidad de expresar, como ningún otro material, lo prístino y lo esencial, porque sus elementos son tan puros y poéticos, como la tierra, el agua o el fuego. JB.
Proyecto realizado con el apoyo del Taller de Cerámica de Alta Temperatura del Centro de Artes y Oficios del Instituto Cultural de Aguascalientes y bajo la supervisión de los Maestros Arturo Muñoz Martínez e Iván Puga González.